Qué gozada es levantarte de la cama escuchando los tambores de la Cruz de Guía de esta hermandad. Levantarte, ducharte, arreglarte, peinarte, todo ello silbando marchas con la ilusión de un nuevo monaguillo de la cofradía, porque ya es Martes Santo. Sales a la calle, compras el periódico en el que tu amigo Kiski te ha hecho una entrevista en la que ha bordado el toreo. Y ves miles de capirotes revestidos con terciopelo burdeos, y allá, pasada la Ronda del Tamarguillo ves venir andando con mucho poder un paso de misterio elegante, mientras un revuelo de costales te trae a tu primo y echas el rato con él. Llega andando de frente, sin dudar un milímetro, te encuentras con el entrevistador, que este año, por motivos laborales, no ha podido sacar a su Cristo, pero sigue siendo un "cerreño", como él cariñosamente los llama. Acompañas al misterio Avenida Ramón y Cajal alante, comprobando la seriedad con la que manda la familia Reguera, y vuelves al punto de partida, porque ahora vendrá Ella.
Y efectivamente, viene ella, con su familia de escolta, sus hombres buenos de negro, esos que encabeza el que fuera mi Padrino en esto del costal en la mágica ciudad, Juan Antonio Guillén, y viene con "El Pope", y viene con Arispón, ¡qué gente tan buena la rodea y manda su cuadrilla!. Y al aldabonazo, levantá prodigiosa y vamonos que nos vamos, un andar constante y elegante, sin descomponerse un ápice. Va sonando Encarnación de la Calzada, y ella va disfrutando con su gente, con su barrio. Elegante donde los haya, pasaron los Dolores de un barrio, y mi padre aunque no estuviera, también los vio pasar, porque al verme a mi, todo eran recuerdos y elogios para mi progenitor. De los hombres de negro enlutando elegantemente a una Madre de un Barrio, a un hombre ya cansado de la desidia cofrade, para que le devuelvan la ilusión. Pasaron los dolores de un Barrio, en los que él nunca es abandonado, y el Cerro del Águila siguió caminando.
Y efectivamente, viene ella, con su familia de escolta, sus hombres buenos de negro, esos que encabeza el que fuera mi Padrino en esto del costal en la mágica ciudad, Juan Antonio Guillén, y viene con "El Pope", y viene con Arispón, ¡qué gente tan buena la rodea y manda su cuadrilla!. Y al aldabonazo, levantá prodigiosa y vamonos que nos vamos, un andar constante y elegante, sin descomponerse un ápice. Va sonando Encarnación de la Calzada, y ella va disfrutando con su gente, con su barrio. Elegante donde los haya, pasaron los Dolores de un barrio, y mi padre aunque no estuviera, también los vio pasar, porque al verme a mi, todo eran recuerdos y elogios para mi progenitor. De los hombres de negro enlutando elegantemente a una Madre de un Barrio, a un hombre ya cansado de la desidia cofrade, para que le devuelvan la ilusión. Pasaron los dolores de un Barrio, en los que él nunca es abandonado, y el Cerro del Águila siguió caminando.
Fotografías: Alejandro Sigüenza
Cortes en directo: Basilio García
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