Ya lo dijo D. Enrique Esquivias: "...porque hubo un tiempo en que los hermanos elegían a su Junta de Gobierno, la Junta al capataz y el capataz a sus costaleros y cada cuál sabía perfectamente dónde empezaba y dónde terminaba su tarea; y aquello no era autoritarismo sino orden y sentido común..."
¿Pero que pasa cuando los hermanos eligen a una Junta incompetente y por ende esta a un "capataz", y perdón por la expresión, de pacotilla?, pues que el sentido común y el orden se pierde, no existe. Estos se intentan disimular con trajes de domingo de otras épocas, con corbatas rescatadas de algún funeral, usando fijador de pelo de marca blanca, pisando con unos zapatos negros relucientes de kanfort, luciendo alguna insignia en la solapa y unos gemelos regalados en el último San Valentin.
Hermandades que "en el pecado llevan la penitencia", hermandades centenarias, de barrio, de corazón noble y plebeyo, de pensamientos sencillos y simples, llenos de Caridad e intentando que les alumbre alguna Estrella del camino, donde algunos siguen sin saber de color era el caballo blanco de Santiago.
Una y otra vez tropezando con la misma piedra del sendero, una y otra vez buscando problemas a las soluciones, otra vez emulando tiempos no tan lejanos, otra vez encontrándose en el reflejo del espejo a la Cenicienta del cuento, cuento con 400 páginas, una por año, años que pasan sin escribir nada nuevo en sus hojas, hojas manchadas de desilusiones y de ilusiones ficticias de efemérides, efemérides necesarias para ilusionar, ilusiones que rompen con decisiones sin autoridad, sin orden y sin sentido común.
Conclusión: "Morituri te salutant".
¿Pero que pasa cuando los hermanos eligen a una Junta incompetente y por ende esta a un "capataz", y perdón por la expresión, de pacotilla?, pues que el sentido común y el orden se pierde, no existe. Estos se intentan disimular con trajes de domingo de otras épocas, con corbatas rescatadas de algún funeral, usando fijador de pelo de marca blanca, pisando con unos zapatos negros relucientes de kanfort, luciendo alguna insignia en la solapa y unos gemelos regalados en el último San Valentin.
Hermandades que "en el pecado llevan la penitencia", hermandades centenarias, de barrio, de corazón noble y plebeyo, de pensamientos sencillos y simples, llenos de Caridad e intentando que les alumbre alguna Estrella del camino, donde algunos siguen sin saber de color era el caballo blanco de Santiago.
Una y otra vez tropezando con la misma piedra del sendero, una y otra vez buscando problemas a las soluciones, otra vez emulando tiempos no tan lejanos, otra vez encontrándose en el reflejo del espejo a la Cenicienta del cuento, cuento con 400 páginas, una por año, años que pasan sin escribir nada nuevo en sus hojas, hojas manchadas de desilusiones y de ilusiones ficticias de efemérides, efemérides necesarias para ilusionar, ilusiones que rompen con decisiones sin autoridad, sin orden y sin sentido común.
Conclusión: "Morituri te salutant".