viernes, 2 de noviembre de 2007

Historia de un Paso

El otro día al ver el vídeo de el antiguo paso del Señor de la Bondad me invadió la nostalgia, esa nostalgia que sientes al ver una foto de algún familiar que se fue o simplemente acordarte de ese amigo que ya no esta entre nosotros. Me empecé a acordar de los maravillosos momentos que he pasado debajo de ese paso y como yo tanta gente. Tanta gente que ha aprendido a ser costalero debajo de esas trabajaderas, que ha aprendido a montar un paso con el, que lo veía mas allá de un cajón de madera con cuatro cartelas y unos guardabrisas, que siendo tan pobre, tan falto de calidad artística ha despertado tantos amores y tantos odios. Cuando lo vi por las frías y nubladas calles de Santiago de Compostela me dio pena de él. Yo lo recordaba andando arrogante por las luminosas y cálidas tardes de la primavera Manchega.

Quizás no merecía ir con unas ruedas, tan falto de vida, tan falto de humanismo sin que el sudor de 42 hombres calentaran sus hierros.

El paso que revoluciono la forma de andar y de entender un misterio en la calle, no se le pagó con la moneda que le correspondía; seguro que a el le gustaría ver como el nuevo, grandioso y artístico paso levanta hasta el cielo al Señor; Ver como su gente, la gente que tantos años lucho apretando bajo sus trabajaderas y tirando para arriba cuando eran unos cuantos chavales que no completaban todos los palos; que ni si quiera el mayor pasaba de la treintena y hoy se siguen metiendo en las entrañas de su cristo para levantarlo otra vez y demostrar a la ciudad como es, como siente y como magistralmente trabaja la cuadrilla de la Bondad.

Me gustaria verlo acordándose cuando presienta un Domingo de Cuaresma como una legión de casi 80 hombres se arremolinan para igualar, cuando en su hoy amputada zambrana se sentaban en las paradas de los ensayos toda la cuadrilla y sobraba hueco. Cuando vea levantar el paso y llamar a su gente a el que cuando tuvo la oportunidad de pregonar la gloria de su hermandad no se olvido de él; o vea al que dejo a su Consuelo para capitanear tan excelente cuadrilla.

Seguro que desde las tierras Gallegas cuando llega el Miércoles mas grande del año le emocionan los recuerdos de Antonio Señas cuando lo levantaba tan categoricamente por primera vez; También seguro que sus lágrimas caen zanco abajo reviviendo los sonidos de la recia voz que templaba la experiencia de Marcelino Abenza. Como también se viene arriba y sale de su condena norteña por unos segundos al recordar como de forma tan alanera y repleta alegría lo mando Juan Luis.

Pero luego uno vuelve a la realidad y a la cordura que junto a las necesidades económicas de la hermandad aparta los sentimientos nostalgicos. Aun así que pena me da ver en esa situación al que tan buenos momentos nos supo dar, al que tantos sueños nos inspiró y nos quitó y al que tantas lágrimas nos arrancó.

4 comentarios :

  1. Precioso el articulo. Muy emotivo y acertado.

    Enhorabuena Marcelino.

    Un saludo

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  2. Que arranque de nostalgia tan hermoso.
    Articulo de columna del recuerdo en una semana santa, esta la nuestra, en la que nadie se acuerda de nadie.
    Dicen que todo el mundo tiene escrito su pregón....
    Gracias por lo que nos toca y a seguir escribiendo...

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  3. si el paso hablara, contaria muchas anecdotas durante estos años, grandiosos momentos los vividos dentro de el, de como antes ibamos 5 tios por palo y sin relevo y como ahora vamos 6 por palo y con relevos, muchas anecdotas, en un paso que estara dentro de nuestros corazones,

    QUE EL SEÑOR DELA BONDAD Y NUESTRA REINA MADRE DEL CONSUELO PROTEGA VELE POR SUS HERMANOS DE LA COFRADIA

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  4. El tener la oportunidad de leer tus palabras, tus recuerdos y tu profundo conocimiento del mundo confrade, supone una gratificación para este necio que intenta empaparse de la Semana Santa.
    Gracias Marce de un aldeano aprendiz de costalero.

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