Porque ese día habrá un nazareno al que la túnica le parezca unos vaqueros y una camiseta, y el capirote el blanco de los costales, y
Andará ligero un nazareno
envuelto en nerviosismo,
va camino de encontrarse
con la Bondad de un cristo.
Va caminando tan rápido,
que en los pies se la hace un lio,
es la túnica que atrapa,
lo que parecía un desafío.
Sin embargo ya esta llegando,
buscando raudo su sitio,
necesita hablar con alguien,
aquel, el que reparte los cirios.
Tiene que verse ya puesto
lo mas cercano a los lirios,
que quiere acompañarlo muy cerca,
como si nunca lo hubiera visto.
Que ha de mirarlo de frente,
en cada parada del recorrido.
Quiere estar con su gente,
sentir que nunca se ha ido,
oír las zancaitas en lento,
y el cambio a ordinario suavito.
No se separa del paso,
los cambios lo tienen en vilo,
y es que ese nazareno
costalero siempre lo ha sido.
Y cuando veas un blanco nazareno
acercarse llorando al costero,
piensa que ves a un amigo,
que contigo sigue haciendo el camino.
Anda orgulloso y exultante,
sonríe y cambia su semblante,
y aunque la gente no pueda verlo,
largo camina hacia delante,
y las piernas parecen temblarle,
y es que va escuchando el andar
de una cuadrilla de arte.
Hermanos de sudor y lágrimas
Hermanos en letras muy grandes,
porque yo he sido debajo testigo
y sin miedo voy a contarte
que un día encontré un tesoro
y algo verdaderamente importante.
Sin miedo y temor por equivocarme,
Amigo podría llamarte,
porque tu mi fiel compañero
así un día me lo enseñaste.
Camina y lleva a tu cristo
anda siempre elegante
que quiero llegar a la entrada
y ver el paso posarse
quitarme veloz el capillo
y nervioso ver levantarse
faldones que dejan paso
a amigos para abrazarles.
Sentirnos todos uno
que es lo que intento explicarte
que yo habré ido de nazareno,
pero a tu lado no falte un instante.
Siempre estaré con vosotros,
y nunca podré olvidarme
y siendo nazareno o costalero,
Amigo siempre podré llamarte.
envuelto en nerviosismo,
va camino de encontrarse
con la Bondad de un cristo.
Va caminando tan rápido,
que en los pies se la hace un lio,
es la túnica que atrapa,
lo que parecía un desafío.
Sin embargo ya esta llegando,
buscando raudo su sitio,
necesita hablar con alguien,
aquel, el que reparte los cirios.
Tiene que verse ya puesto
lo mas cercano a los lirios,
que quiere acompañarlo muy cerca,
como si nunca lo hubiera visto.
Que ha de mirarlo de frente,
en cada parada del recorrido.
Quiere estar con su gente,
sentir que nunca se ha ido,
oír las zancaitas en lento,
y el cambio a ordinario suavito.
No se separa del paso,
los cambios lo tienen en vilo,
y es que ese nazareno
costalero siempre lo ha sido.
Y cuando veas un blanco nazareno
acercarse llorando al costero,
piensa que ves a un amigo,
que contigo sigue haciendo el camino.
Anda orgulloso y exultante,
sonríe y cambia su semblante,
y aunque la gente no pueda verlo,
largo camina hacia delante,
y las piernas parecen temblarle,
y es que va escuchando el andar
de una cuadrilla de arte.
Hermanos de sudor y lágrimas
Hermanos en letras muy grandes,
porque yo he sido debajo testigo
y sin miedo voy a contarte
que un día encontré un tesoro
y algo verdaderamente importante.
Sin miedo y temor por equivocarme,
Amigo podría llamarte,
porque tu mi fiel compañero
así un día me lo enseñaste.
Camina y lleva a tu cristo
anda siempre elegante
que quiero llegar a la entrada
y ver el paso posarse
quitarme veloz el capillo
y nervioso ver levantarse
faldones que dejan paso
a amigos para abrazarles.
Sentirnos todos uno
que es lo que intento explicarte
que yo habré ido de nazareno,
pero a tu lado no falte un instante.
Siempre estaré con vosotros,
y nunca podré olvidarme
y siendo nazareno o costalero,
Amigo siempre podré llamarte.
Extracto pregón 2004 de la Cofradia de la Flagelación de Manuel Gutiérrez Aragón
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