Sería mucho más fácil expresar esta opinión, si todo hubiera salido a pedir de boca. Y es que cuando el éxito se acerca a nuestra esfera de actuación, todos son alabanzas y parabienes, por parte de aquéllos que luego nos darán la patada en nuestras “reposaderas” cuando las cosas no salgan como todos queremos.
Sinceramente yo también hubiera deseado, fervientemente, que todo hubiera salido de otra forma y este año la raza costalera del Descendimiento se hubiera hecho realidad en el lubricán del Viernes Santo. Pero no ha podido ser.
Y es que hubiera sido más fácil alabar desde este foro, al que tan generosamente me invitó mi amigo Paco, a aquéllos que se han partido el pecho durante estos meses por hacer resurgir de las cenizas a una de las cuadrillas más castizas de nuestra Semana Santa, si este año el paso hubiera vuelto al costal. Sobre todo porque mi ánimo hubiera sido exultante.
Sin embargo, pienso que las albricias en tiempos de bonanza, son tan efímeras como los días de cofradías, hoy son y mañana ya no serán… Por eso es ahora, cuando el proyecto se ha vuelto a ir al traste (al menos por este año), cuando hay que felicitar a los que siguen al pie del cañón, por y para engrandecer nuestra Semana Santa.
No entiendo, quizás porque mi amor por mi Semana Santa supera mis afectos o mis desafectos personales, que nadie pueda alegrarse nunca por el mal ajeno en nuestras cofradías.
Tampoco entiendo a aquéllos, y hablo de todos, que dejados llevar por sus amistades o rencores, alaban o desprestigian a las cofradías en las que, gratuitamente, sus amigos o enemigos gastan su tiempo y sus desvelos.
Por eso, parto de la base de que mi opinión sobre la Junta de Gobierno de la Hermandad del Descendimiento es arbitraria, y sencillamente porque me tengo que dejar llevar por la amistad que nos profesamos mutuamente.
Pero si es cierto que mi opinión no está exenta de muchos componentes subjetivos, tampoco es menos cierto que a la labor de la actual Junta de Gobierno de la Hermandad del Descendimiento, no se le puede poner ni un pero. Porque hay que tener un buen par de razones para tirar para adelante con aquello que ya estaba más muerto que vivo…. Motivos aparte. Y mucho AMOR para conseguir en tan sólo dos años que una Hermandad que estuvo a punto de desaparecer goce hoy del estado de salud del que goza. Y todo a base de TRABAJO.
Lo de los costaleros es otra historia. Y a mí es el primero que me duele ver el paso a ruedas. Los que somos cofrades sabemos que no es lo mismo. Ni mucho menos. Pero más me duele ver algunos pasos como los veo cada año… Y lo de los costaleros no es culpa de la Junta de Gobierno, sino de todos. Quizás un poquito más de los que tantos golpes de pecho se han dado siempre por “su” Cristo del Amor. Pero eso también es otra historia…
Y mucho menos podemos achacar el pequeño paso atrás de este año a Juan Carlos Naranjo. Y aquí si que puedo hablar con argumento, porque desde luego, a mí, que tan alejado de estoy de estos menesteres cofrades, no se me puede achacar ni amistad, ni enemistad con el Sr. Naranjo.
Lo que sí se me puede achacar es una imposibilidad tremenda de callarme ante las cosas que veo justas o injustas. Que le vamos a hacer… a veces da más problemas que satisfacciones. Pero duermo tranquilo…
Y es de justicia (“que pido…”), reconocer la labor de una persona que ante un reto en el que tenía todo que perder y nada que ganar, se avino a las pretensiones de una joven e ilusionada Junta de Gobierno, y cogió el “toro por los cuernos”, decidiendo hacerse cargo de una inexistente cuadrilla, que por poco, casi consigue resucitar.
No se trata ésta de una valoración sobre la persona de Juan Carlos Naranjo, sencillamente porque éstos no son foros de consideraciones sobre las personas (para eso está el Gran Hermano…). Esto es un foro sobre la labor de la gente que vive por y para la Semana Santa, a la que uno que es cofrade de los “cómodos”, no puede hacer sino reconocer su labor.
Acertó, la Junta de Gobierno, con designar a Naranjo como capataz del paso señero del Descendimiento. Naranjo no es sino uno de los pocos capataces que pueden afrontar ese reto. Es bueno que a cada uno se le ponga en su sitio en nuestra Semana Santa y Naranjo se ha puesto él mismo, en este caso concreto, en un lugar digno de alabanza.
Y ya sea por lo que sea, incluso aunque fuese por el hecho de no poder vivir sin estar delante de un paso (actitud ésta que como espectador no puedo sino agradecer, porque me permite disfrutar del compás costalero en mi ciudad), hay que reconocer que es de los pocos capataces (pocos, pocos… cinco o seis a lo sumo…), que dan la tranquilidad a una Junta de Gobierno de que el paso está en buenas manos.
Ahora que llegarán los “no-cofrades” a intentar hacer leña del árbol caído, sabed, que tanto vosotros como Naranjo, no sois ni mucho menos un árbol de tal naturaleza. Todo lo contrario, sois el árbol al que aún le falta un añito para empezar a dar fruto. Por eso es bueno el abono que os echarán durante este año, para que nos comamos las manzanas del regusto costalero el año que viene.
Eso sí Paco, por favor, no perdáis la ilusión…. El año que viene si el Amor quiere….
Texto: Miguel Barba Ortiz
Extraído de El Incensario (El Blog de Paco Lozano)
Sinceramente yo también hubiera deseado, fervientemente, que todo hubiera salido de otra forma y este año la raza costalera del Descendimiento se hubiera hecho realidad en el lubricán del Viernes Santo. Pero no ha podido ser.
Y es que hubiera sido más fácil alabar desde este foro, al que tan generosamente me invitó mi amigo Paco, a aquéllos que se han partido el pecho durante estos meses por hacer resurgir de las cenizas a una de las cuadrillas más castizas de nuestra Semana Santa, si este año el paso hubiera vuelto al costal. Sobre todo porque mi ánimo hubiera sido exultante.
Sin embargo, pienso que las albricias en tiempos de bonanza, son tan efímeras como los días de cofradías, hoy son y mañana ya no serán… Por eso es ahora, cuando el proyecto se ha vuelto a ir al traste (al menos por este año), cuando hay que felicitar a los que siguen al pie del cañón, por y para engrandecer nuestra Semana Santa.
No entiendo, quizás porque mi amor por mi Semana Santa supera mis afectos o mis desafectos personales, que nadie pueda alegrarse nunca por el mal ajeno en nuestras cofradías.
Tampoco entiendo a aquéllos, y hablo de todos, que dejados llevar por sus amistades o rencores, alaban o desprestigian a las cofradías en las que, gratuitamente, sus amigos o enemigos gastan su tiempo y sus desvelos.
Por eso, parto de la base de que mi opinión sobre la Junta de Gobierno de la Hermandad del Descendimiento es arbitraria, y sencillamente porque me tengo que dejar llevar por la amistad que nos profesamos mutuamente.
Pero si es cierto que mi opinión no está exenta de muchos componentes subjetivos, tampoco es menos cierto que a la labor de la actual Junta de Gobierno de la Hermandad del Descendimiento, no se le puede poner ni un pero. Porque hay que tener un buen par de razones para tirar para adelante con aquello que ya estaba más muerto que vivo…. Motivos aparte. Y mucho AMOR para conseguir en tan sólo dos años que una Hermandad que estuvo a punto de desaparecer goce hoy del estado de salud del que goza. Y todo a base de TRABAJO.
Lo de los costaleros es otra historia. Y a mí es el primero que me duele ver el paso a ruedas. Los que somos cofrades sabemos que no es lo mismo. Ni mucho menos. Pero más me duele ver algunos pasos como los veo cada año… Y lo de los costaleros no es culpa de la Junta de Gobierno, sino de todos. Quizás un poquito más de los que tantos golpes de pecho se han dado siempre por “su” Cristo del Amor. Pero eso también es otra historia…
Y mucho menos podemos achacar el pequeño paso atrás de este año a Juan Carlos Naranjo. Y aquí si que puedo hablar con argumento, porque desde luego, a mí, que tan alejado de estoy de estos menesteres cofrades, no se me puede achacar ni amistad, ni enemistad con el Sr. Naranjo.
Lo que sí se me puede achacar es una imposibilidad tremenda de callarme ante las cosas que veo justas o injustas. Que le vamos a hacer… a veces da más problemas que satisfacciones. Pero duermo tranquilo…
Y es de justicia (“que pido…”), reconocer la labor de una persona que ante un reto en el que tenía todo que perder y nada que ganar, se avino a las pretensiones de una joven e ilusionada Junta de Gobierno, y cogió el “toro por los cuernos”, decidiendo hacerse cargo de una inexistente cuadrilla, que por poco, casi consigue resucitar.
No se trata ésta de una valoración sobre la persona de Juan Carlos Naranjo, sencillamente porque éstos no son foros de consideraciones sobre las personas (para eso está el Gran Hermano…). Esto es un foro sobre la labor de la gente que vive por y para la Semana Santa, a la que uno que es cofrade de los “cómodos”, no puede hacer sino reconocer su labor.
Acertó, la Junta de Gobierno, con designar a Naranjo como capataz del paso señero del Descendimiento. Naranjo no es sino uno de los pocos capataces que pueden afrontar ese reto. Es bueno que a cada uno se le ponga en su sitio en nuestra Semana Santa y Naranjo se ha puesto él mismo, en este caso concreto, en un lugar digno de alabanza.
Y ya sea por lo que sea, incluso aunque fuese por el hecho de no poder vivir sin estar delante de un paso (actitud ésta que como espectador no puedo sino agradecer, porque me permite disfrutar del compás costalero en mi ciudad), hay que reconocer que es de los pocos capataces (pocos, pocos… cinco o seis a lo sumo…), que dan la tranquilidad a una Junta de Gobierno de que el paso está en buenas manos.
Ahora que llegarán los “no-cofrades” a intentar hacer leña del árbol caído, sabed, que tanto vosotros como Naranjo, no sois ni mucho menos un árbol de tal naturaleza. Todo lo contrario, sois el árbol al que aún le falta un añito para empezar a dar fruto. Por eso es bueno el abono que os echarán durante este año, para que nos comamos las manzanas del regusto costalero el año que viene.
Eso sí Paco, por favor, no perdáis la ilusión…. El año que viene si el Amor quiere….
Texto: Miguel Barba Ortiz
Extraído de El Incensario (El Blog de Paco Lozano)
Me gustan las palabras expresadas por el hermano cofrade D. Miguel Barba Ortiz donde apoya en estos momentos de quiza desilusión a la Hermandad del Descendimiento y Sr Naranjo.
ResponderEliminarPalabras de hermanamiento ante la dificultad, palabras de cofrade, pues ese y no otro debe ser el sentir de un buen cofrade.
Nunca la rivalidad o la malsana envidia han de hacer leña de los naranjos que existen en la plaza de la capilla de los Remedios y que ante el paso del Señor descendido con Amor brotaran en una eclosión de azahar.