Lloré como llora el enamorado,
recé como rezan los peregrinos,
vibré con la pena de mi costado
y gocé con la chicotá de tu camino.
Alcé el corazón a los luceros
entregando mis pasos de relente
y el orgullo de ser tu costalero
al son de una marcha penitente.
Volqué toda mi alma mariana
por ver tu lágrimas de maravilla,
¡Pía y Dulce Reina de la Mañana!
que repiquen hoy por ti las campanas
y que meza el incienso tu canastilla.
Dame Señora el vigor que necesito
- e ir la Gloria con este paso -
para que brille tu palio bendito
y hacer de tu morada mi parnaso.
¡Todos por igual, valientes!
Hierve la sangre en mis venas
cuando mi alma ferviente
lleva a su Virgen Macarena.
David García Trigueros, 2007
No hay comentarios :
Publicar un comentario