Fue un día de esos que nunca se olvidan, y a mi por dos motivos,el primero porque era la primera vez que veía junto con mi hija Candela y mi mujer al SEÑOR de Sevilla y a su bendita Madre del Mayor Dolor y Traspaso, pasear por las calles de esta Mariana ciudad.
Y el otro porque tuve el honor de portar sobre mi modesto y humilde hombro, a la Santísima Virgen del Mayor Dolor y Traspaso,dentro de la Basílica y hasta la puerta de salida,fueron unos momentos maravillosos, ¡qué sensación! Es algo que no se puede describir si no lo vives.
En esos momentos me acordé de mis amigos cofrades y que son tan buena gente de verdad... (Manuel, Marce, Pastor, Javi Mesa, Chefo, Ernesto...)
GRACIAS SEÑOR por regalarme esta maravillosa mañana de la primavera sevillana y por regalarme tantos momentos de emoción.
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