domingo, 29 de marzo de 2020

DOMINGO DE PASION


La ciudad estaba acostumbrada a ver salir el sol un domingo de Pasión, y tras la misa de la mañana ir a ver al Señor cruzar el dintel de la parroquia de San Pedro.
Solía ser mañana de preludio de un Domingo de Ramos. La gente se agolpaba en la rampa de la Iglesia para contemplar la salida de la cofradía. Algunas veces en silencio, otras con una banda dando ruido, porque música, no era lo que se afanaban a interpretar los componentes que por entonces hacían tocar la corneta y el tambor. Languidecía por lo que quedaba de mañana, hasta hacer su vuelta casi en solitario a una hora en la que la mayoría del público se había marchado a comer a casa.
Con el transcurso de los años y la moda imperante, tras los años 90, del siglo pasado, la ciudad o mejor dicho, algunos locos de esta ciudad, decidieron trabajar por enseñarle, a esta, una forma diferente de sacar las cofradías a la calle. Entonces, se decide  acertadamente  por la hermandad, dar ese giro a la cofradía, sobre todo en lo que a su puesta de largo se refiere en el Domingo de Pasión.
La cofradía pasa a la tarde, a una hora además, más que razonable, puesto que a media tarde, todo el mundo puede salir a verla; niños, padres, mayores, familias, jóvenes…la tarde, tiene la ventaja que pierde la noche, la ciudad está dispuesta a salir. La noche crea incertidumbre y pereza ante cierta parte de la ciudad, o incluso imposibilidad.Y con este cambio de horario, también apuesta por poner en escena una apariencia más cuidada, también hace que el sentido, la percepción, la reflexión e incluso la llamada a la oración, se vea alentada.
Las filas de hermanos, toman forma cuidada, la antesala del Señor es elegante, morada como su fe. Y tras esa señorial comitiva llega El, cadencioso  y armónicamente acompañado.
Es un domingo señalado, es un domingo esperado, es un domingo que abre de par en par los sentimientos aletargados tras la cuaresma, con la esperanza de todo un año, para volver a ver  a Dios y a su Madre, recorrer nuestras venas, caminar por nuestra piel;ansiosa de recoger cada detalle, de cruzar cada mirada, con El, de hablarle a los ojos, de teñir el color, de hacerlo borroso, al recordar qué, está pasando la vida.
Un año más, lo puedes ver caminando hacia ti, y tan solo con verlo, la mente correrá vertiginosa, como una vagoneta en la montaña rusa, para demostrarte que sin darte cuenta, otra vez la carrera de la vida ha comenzado,  otra vez la vagoneta del Señor te hiere en la memoria, otra vez la velocidad de la primavera pasa ante ti, otra vez la Redención te llama.
Hoy es Domingo de Pasión, y quizás no huelas a incienso, o tal vez sí, lo respiras con desmesura en la habitación de tu casa, donde se escucha la música de la Semana Santa de fondo, o con las imágenes televisadas de otros años.
Hoy es Domingo de Pasión, y haz de sentirlo, en tus dedos, al volver a coger la estampa que has buscado, presto esta mañana al despertar, para ver su cara.
Hoy es Domingo de Pasión y el Nazareno saldrá a la calle de tu barrio, de tu casa, de esta ciudad, que aunque silente, se siente nazarena, y carga con esta Cruz.
Hoy es Domingo de Pasión, y El viene a tu encuentro, a tu casa. Recíbelo, santígüate ante su estampa, rézale el padre nuestro que le tenias guardado, por los tuyos, por cada gota de Rocío, por cada luz del Alba al despertar, por cada Rosa que florece en primavera, por ese manto protector de la Madre que te arropa, por los que se han ido, por los que se están yendo, por todos y cada uno de nosotros.
HOY ES DOMINGO DE PASION…..

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