sábado, 21 de marzo de 2020

LOS BESOS



Caminaba desde mi trabajo, en una calle desolada. Iba ligero y a la vez pensativo, debido al momento que nos atrapa y nos confina, cuando la primavera estaba a punto de estallar. Sin embargo, en esta primavera en la que permanecemos encarcelados en casa, en la que la luz tan solo la podemos disfrutar tras la venta, pese a ser el tiempo de la Luz, me di cuenta que se nos estaban escapando los besos que no estamos dando. Se nos están yendo muchos besos sin dar, muchas caricias sin sentir, muchos sentimientos sin vivir.
La primavera hace que el florecer de un árbol, nos regale un estallido de besos en cada una de sus hojas al brotar, que nos premie con un millón de besos, con el nacimiento y estremecimiento de cada flor al abrirse, y regalarnos su color, su olor, su beso de azahar, de almendro, de margarita, de amapola, y como no de la más bella de las Rosas.
Pero esta primavera, los besos, se están dando con cuentagotas, por temor a que esta maldita tortura nos atrape, o atrape a uno de los nuestros. Por eso hace falta poner el contador de besos alerta, preparados para cuando todo esto acabe. Hace falta poner a punto nuestros labios para que sean una metralleta de disparar besos.
La primavera es el tiempo de besamanos a imágenes sagradas, a nuestros queridos titulares de las cofradías, es tiempo de vida, y es el tiempo del Carpe Diem, y por contra en esta primavera sin besos no debemos acostumbrarnos a que esto se haga eterno.
Atrapa todos y cada uno de esos besos que la primavera nos está regalando en cada árbol, en cada flor, para llenarte los bolsillos, para llenar  tus ojos, ahora enrojecidos por el dolor de no ver a los tuyos mas allá de una pantalla, y aprovecha a soltar alguno cuando hables con ellos por medios tecnológicos, y mándalos con mucha fuerza de manera virtual. El gesto es sencillo pero a la vez importante, tanto para el que lo emite, como para el que lo recibe con cariño, con amor, con amistad, con compañerismo….
Si no tienes hueco en los bolsillos para acaparar más besos, guárdalos en el cajón, y así cuando vayas a vestirte de nuevo para salir a la calle saldrán a borbotones con tu ropa. Te habrás de impregnar de esos besos guardados tanto tiempo, como cuando te perfumas con la mejor de las esencias, y te los habrás de llevar contigo cuando vuelvas a la calle, a regalarlos en tu día a día.
No dejes que todos esos besos se queden en el olvido, y haz una procesión de besos. Coge tu farol de guía, y con la cara iluminada por la sonrisa de disfrutar de nuevo del aire de la primavera y su luz, recorre cada esquina de tu vida, cada rincón de tu familia, cada calle de tus amistades, y cada callejuela o plazoleta de tu trabajo, de tu entorno, de tu día a día, de todo el que te rodea, regalando lo más sencillo, un beso.
Esos besos que no has dado durante este tiempo, no se deben perder, acércate a la Iglesia, y haz de un día cualquiera, el día de la función principal de tu hermandad, y monta un besamanos a tu Cristo o a tu Virgen, que seguro te está dando cobijo durante estos días. Sal corriendo también a casa de tus abuelos que han quedado en soledad y privados de tus besos, no olvides a tus padres, y comételos a besos, y cuando la procesión casi haya terminado regresa a tu hogar, y búscate en los bolsillos porque aun te deben quedar besos para los tuyos más cercanos, para tu casa, a los que no has besado lo que quisieras, y que por seguridad, por miedo, por respeto, por amor, se han quedado privados de tantos mimos encerrados, abrázalos, y báñalos de BESOS….

No hay comentarios :

Publicar un comentario