lunes, 13 de julio de 2009

A MI AMIGO GONZALO (POR SU "VIGÉSIMOSEXTO" ANIVERSARIO)


Por compartir aficiones con él, aunque para los dos el rojiblanco no sea lo mismo; a él le suena a nervión, y a mí a paseo de los melancólicos.

Su Semana Santa empieza en su Barrio, Pino Montano natal de su alma, para al llegar el día más grande sacar al divino rabí de la calle sol. El Martes Santo será más que nunca de Omnium Sanctorum para pasear al Señor de las Almas. Es Jueves Santo y Gonzalo se dispone a vivir uno de los días más gozosos de su año, cuando muere en vida debajo de las trabajaderas del Stmo. Cristo de la Exaltación, que es el que ve cuando reza el Padrenuestro. El Señor de Santa Catalina (ahora de San Román por circunstancias) ha hecho que se desviva por lograr, junto con Mariano Falcón (capataz), una cuadrilla como la que ahora tiene, con muchísimos amigos hechos en y de los pasos. El Viernes remata la semana cruzando el puente con el jorobaito de la cruz de carey de la calle Castilla, una cofradía con sabor antiguo, disfrutándola también en un ambiente muy de su agrado.

Tiene todavía una espinita clavada, tras una semana santa que no ha sido de las mejores para él, pero que tampoco ha alardeado de estas circunstancias adversas. La masificación costalera en una cofradía de tanto tirón como San Gonzalo, le hace que tarde más (porque tarde o temprano lo hará) en poder entrar a formar parte de la cuadrilla del misterio de su soberano tocayo. El año que viene será...

Tiene otra cosa buenísima, y es que, siente el Morantismo dentro de sí...

Todo esto son minucias, son cosas superficiales, lo que de verdad me queda de él, es su sencillez, humildad y ganas en el mundo del costal sevillano, que lo hacen que sea modelo a seguir para muchos jóvenes incipientes en este mundillo. Cuidar a los suyos, y preocuparse por ellos es su estandarte, y así no hace falta decir más que: Gracias por todo de corazón compadre.

Han sido XXVI, te conozco hace poco, pero los siguientes XXVI, los viviré en primera persona. Disfruta con los tuyos, que también son míos, tomate algo a mi salud, y guarda fuerza para cuando bajé, que va a arder Sevilla y no por la calufa.

Un abrazo.



Fotografías: Luis Morón y Ernesto Naranjo

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