No se como llamarte, puedes ser cualquiera, quizás Jose Carlos, tal vez Jorge, son y serán muchos los nombres que rozan esa parihuela, los que miran cada chicotá, los que se beben los ensayos de costaleros, los que están deseosos de ver el primer nazareno apresurado por las calles, camino de su cofradía, los que se hipnotizan con la revirá de un Cristo en una esquina cualquiera, no dejando escapar ningún detalle, fijándose en todo, aprendiendo de todo, preguntándolo todo, preguntándose todo.
Esos niños que miran, son el mirar de tu cofradía, el camino de nuestra Semana Santa, la verdad próxima que esta por venir, esos niños son los que esperan ver la Borriquita, los que no se quieren ir a dormir un Domingo de Ramos sin ver recogerse al Cautivo por la calles de los Ángeles, los que no quieren dormir la madrugada del Silencio, los que salen al encuentro de los globos esa mañana radiante de Sagrarios vacíos, los que lloran cuando ven a una Virgen llorar quedándose Sola, porque no alcanzan a entender que al tercer día Resucitará.
Son ellos los que miran la Semana Santa con los mejores ojos que se pueden mirar. Son ellos de los que debemos recordar como se ha de mirarla Semana Santa. Son ellos a los que no debemos enseñar los entresijos de la Semana Santa sino la verdad d ela Semana Santa.
Dejémosles mirar, disfrutemos de su mirar, porque solo mirando su mirada podemos encontrar lo que buscamos esa semana. Míralos y sabrás de lo que te hablo. Mira y descubrirás tu Semana Santa, esa que aprendiste, esa que soñaste esa que viviste, te acuerdas...
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