Fue en el Sánchez Pizjuán, uno de los sitios donde más agusto estáis, donde rozáis la gloria de la ciudad a la que vuestro equipo le ha dado gloria. Él estaba a gusto, estaba con su hijo, y con los amigos de su hijo, compartiendo una afición, una pasión. Hubiera deseado quedarse a vivir en ese sólo instante, celebrando un gol del SFC, abrazar a su hijo, decirle que lo quería. Pero no pudo ser así, mantuvo la mente fría y, como buen médico te dio todas las indicaciones necesarias para poder ponerse bueno y seguir disfrutando de todo lo que os gusta a los dos.
Seguro que ha sido una larga noche de hospital. Sólo te deseo mucha fuerza compadre, mucha fuerza para mandarlo al cielo, y que se encuentren tus dos padres, el que llevas encima cada Domingo de Ramos, y el que llevas dentro desde que naciste. Se van a encontrar los dos, y van a mirar por ti, por tu vida, por tu felicidad, ténlo claro.
Creo que no hace falta que te diga que te sobran amigos, en todos lados para, como el de los gemelos gordos, ayudarte con el peso de esta pesada cruz. Para lo que necesites, ya sabes donde estamos. Tanto EN TUS PENAS, como en las ALEGRÍAS.
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