Todo ocurria el pasado Martes Santo cuando a su paso por el camarin de la Virgen del Prado, el Señor de las Penas paraba durante unos instantes para que La Madre del Prado pudiese contemplar a su Hijo mientras se hacia una meditacion.
Ella lo miraba y el momento era estremecedor en el silencio de la noche se podian encontrar como en la calle de la amargura ocurriera hace ya mas de dos mil años.
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