"A
quien pueda interesar:
Soy hermana del Silencio desde que
tengo uso de razón, hermana de fila durante 11 años y portadora de la Virgen
desde hace 6, y siempre me he sentido orgullosa de pertenecer a esta hermandad,
siempre, hasta este miércoles Santo.
Es la primera vez que siento
vergüenza de mi propia hermandad. En mi opinión las cosas podrían haberse hecho
de otra manera. En primer lugar hablemos de los actos y reuniones que en teoría
son para todos los hermanos, y digo bien, en teoría, ya que sólo se avisa a
unos pocos señalados que son los que, sin pedir opinión a nadie, deciden por
todos los hermanos.
En segundo lugar quiero hablar de
los ensayos. Unos ensayos a los que no acude ni la mitad de una cuadrilla y que
nos están costando enfrentamientos entre hermanos. Hay que mencionar también la bochornosa
“reunión” que tuvo lugar en el guardapasos el sábado anterior al traslado. Creo
que no es momento ni lugar para gritar a los portadores y obligarles a sacar un
trono que no es el suyo. Cada uno tiene devoción por una imagen, y nadie es
quién para decidir qué paso sale a ruedas y cuál a hombros.
Especial mención merece el
vergonzoso traslado de nuestros tronos, esos tronos que no procesionaron el día
del Silencio por miedo a su deterioro al mojarse, pero que no importó que
acabasen empapados porque una panda de ineptos no quisiera hacer el traslado a
ruedas con la que estaba cayendo.
Por último, debo decir que el
comportamiento de los miembros de la Junta directiva me parece deplorable. Ya
va siendo hora de que se preocupen más de su hermandad que del qué dirán.
Quiero recordar que el día de la procesión del Silencio todo estaba listo para
salir después de la reunión que tuvo lugar en San Pedro, incluso nuestro
hermano mayor pidió voluntarios para sacar el estandarte que faltaba, eran las
2:54 de la madrugada del Jueves Santo. A las 2:57, el propio hermano mayor,
después de hacer hincapié en que había un recorrido alternativo, suspendió la
procesión sin ningún motivo alegando que los pasos no debían mojarse. Vuelvo a
recordar que el día del traslado eso no parecía importar, era más importante la
apariencia de que el Silencio sigue haciendo las cosas según su tradición.
Mi opinión es, señores, que más vale
velar por nuestras imágenes que andar preocupándose de opiniones ajenas.
Termino por mencionar que la Casa
Hermandad es de todos los hermanos, todos tenemos derecho a utilizarla, ya que
está ahí para crear hermandad, no rivalidad. No quisiera despedirme sin decir
que estoy indignada con el rumbo que está tomando nuestra hermandad, antaño
respetada. Que unos pocos puestos a dedo decidan por 2100 hermanos me parece
vergonzoso, sobre todo teniendo en cuenta que más de uno ni siquiera cumple los
requisitos para formar parte de la Junta. O cambian las cosas o la hermandad se
hunde. No hay que quejarse de que cada vez hay menos hermanos y menos
participación, hay que actuar.
Atentamente, la hermana 1542.
Gloria Felipe Martinez."
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